Odio los cereales para bebés

Todos los padres se preguntan cuándo deben empezar con los cereales para bebés, dudando entre si es mejor darlos a los 4 o a los 6 meses.

Sin embargo, yo prefiero darle a los niños alimentos que contengan hidratos de carbono y cereales de forma natural, en lugar de alimentos procesados como los cereales para bebés.

Y es que odio los cereales, pero no el arroz, la patata o el maiz. Odio los cereales deshidratados elaborados por las compañías de alimentación infantil no saludables.

No he vivido yo la época en la que se generalizó este nombre, que les viene grande claramente a estos cereales sintéticos. Está claro que la generalización del término obedece a motivos de marketing.

¿Tienes alguna duda sobre el uso de los cereales?

Muchas madres no se dan cuenta, y compran los dichosos cereales sin percatarse de lo que son, y sueltan una pequeña exclamación de sorpresa cuando les informas de que el término cereales es mucho más amplio, y que es más saludable ofrecer a los niños arroz, patata, maíz, tapioca o pasta.
Los mismos cerales que consume el resto de la familia, porque la alimentación complementaria no se introduce porque le falte a la leche materna nada. A los niños se les da comida para que aprendan a comer, lo mismo que el resto de la familia, como una parte más de su desarrollo.
Claro que a nadie se le ocurriría darle un trozo de patata a un bebé de cuatro meses, ya que no está preparado para eso. Si queremos destetar a los niños lo antes posible y venderles el máximo de productos posible, es necesario transformar un producto saludable en uno que sea fácil administrar a bebés inmaduros, mediante un biberón o en forma de papilla.
Y es que los cerales son una técnica de destete.
En primer lugar, porque desplazan al alimento principal que es la leche de madre, y en segundo lugar porque también se ha extendido la idea de que hay que prepararlos con leche de vaca, que también venden las mismas compañías insanas.
En el mejor de los casos la madre se sacaría leche para preparar un biberón o una papilla de leche con cereales. Al intentar preparar la papilla pronto se daría cuenta de que los cereales deshidratados no espesan, y echaría mucha más cantidad de la que le recomendaron. O tiene la suerte de que alguien le diga que no espesan, o comprará pronto un bote de leche de vaca también deshidratada para preparar una papilla “en condiciones”. Ya hemos perdido una toma.
Y es que si esperamos a que los bebés estén preparados para recibir comida, y se la ofrecemos poco a poco, es más difícil que se desteten, y mucho más barata su alimentación.
Viva el arroz.

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