El otro día iba yo pensando en cosas personales, cuando sentí una enorme congoja, una emoción en forma de lágrima y de opresión torácica. Como iba médica perdida, pensé, síntomas físicos de dolor.
Una respuesta física al dolor emocional. La emoción duele, ¡lo que duele es el miedo!.
Repetir un mantra
Me acordé de lo que aprendí con Choni Gómez y con Malena Sánchez durante el embarazo de mi tercera hija. De ellas, y de las lecturas de Casilda Rodrigáñez. Respiré hondo y pensé “no me duele-no me duele-no me duele”, y efectivamente, la emoción negativa se fue.
Recuerdo el mismo dolor emocional durante las contracciones de parto. Recuerdo que entonces respiraba y me repetía a mí misma “no me duele-no me duele-no me duele, lo que te duele es la ansiedad, Rocío”, y mi dolor disminuía. Disminuía hasta el punto de convertirse en un dolor físico, dejando de lado la parte emocional, y es que el dolor durante el parto es un dolor emocional, de puro miedo.
El miedo en el parto
El dolor de parto es diferente a otros dolores. Si un paciente tiene dolor, lo suele expresar desde un abanico que va de la simple verbalización con voz neutra “me duele”, hasta el gemido suave, en función de su gravedad. Los pacientes no gritan. No lo hacen.
En cambio, las mujeres de parto sí lo hacen. Muchas te miran a los ojos y te piden que las ayudes. Te agarran con fuerza, con desesperanza, como si te necesitaran, como si tuvieran miedo.
Transmitir confianza
Yo no pienso que no puedan gritar, por supuesto que pueden hacerlo, pueden hacer lo que quieran y sientan. Pero creo firmemente que lo que tenemos que hacer es hablar con las mamás, durante el embarazo y antes del mismo, y tenemos que mirarles a los ojos. Tenemos que decirles que pueden parir. Tenemos que transmitir con nuestros actos tranquilidad y confianza en la naturaleza humana.
Yo confío en tí. Confío en el poder de tu cuerpo. No tengas miedo.
El dolor como síntoma de sufrimiento… Totalmente de acuerdo… Piensa en mí…
Me has animado mucho con este artículo. Estoy embarazada por primera vez y aunque ha sido un embarazo buscado y deseado con ilusión tengo un poco de miedo por las historias terribles que me cuentan sobre cómo vivieron los partos familiares míos. He conseguido quitarme las náuseas de los primeros meses con relajación (en serio, no he vomitado ni una vez) y estoy teniendo un embarazo muy saludable, espero que cuando llegue el parto pueda seguir relajándome y decirme a mí misma: venga, tú puedes que ya va a conocer a tu hijito.
Bueno, no estoy de acuerdo en que los pacientes no griten. Has visto a alguien con un cólico?? o con una jaqueca terrible? o con dolores horribles de diversas procedencias? Yo sí, y lloras y gritas y ruedas por el suelo… La ansiedad empeora todo, estamos de acuerdo, pero de ahí a decir que el dolor va de la verbalización al gemido suave…
Aunque el dolor sea severo, el grito se suele asociar más a un dolor agudo que a un dolor mantenido en el tiempo, de modo que si el cólico dura mucho, el paciente suele adoptar una posición fetal y quejarse, más que gritar. A eso me refería.
Gracias por tu comentario.
A lo mejor es por eso que a mí los partos no me duelen. Sólo sentí dolor en mi segundo parto en el que tenía miedo (y al final era un miedo justificado… tuve un parto medicalizado sin motivo y sin mi consentimiento). En mi primer parto: placer. Nada de dolor.
En mi tercer parto, nada de dolor, pero no fue placentero como el primero. Sólo un poco molestas las contracciones, como cuando pasas las uñas por una pizarra, pero dolor, no.
Mi umbral de dolor es bajo. No soporto las heridas ni los dolores de ningún tipo, así que creo que no tiene nada que ver con eso. 🙂
abrazos,
Claudia